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martes, 20 de septiembre de 2011

LA IDEOLOGÍA COMO CONSTRUCCIÓN DEL SUJETO *

La ruptura entre la Unión Soviética y la China de Mao Tse Tung trajo como consecuencia el surgimiento del partido Comunista Peruano en el año de 1964. Dos años atrás, en 1962, había llegado a Humanaga el profesor de filosofía Abimael Guzmán Reynoso militante de la facción maoísta “Bandera Roja”. A inicios de los 70 encabeza la organización que se hace conocida por el lema de su periódico partidario “Por el sendero Luminoso de José Carlos Mariátegui” logrando así “controlar” la oficina de personal de la universidad, lo que le da el poder de decidir que profesores podían enseñar. Viajó varias veces a China y empieza a preparar su lucha armada. Para 1978 los cuadros universitarios de sendero habían sido distribuidos en distintas zonas de la región y actuaban como una poderosa fuerza política a través de las escuelas adoctrinando rápidamente a los más jóvenes en la “ideología de cambio”, para luego ser incomparado como parte de la “fuerza principal” del partido.



En el cuento El cazador de Pilar Dughi recogemos lo siguiente: “Llegaron al campamento y Darwin se incorporó con los otros niños a la Escuela de Cuadros. Desde entonces su padre se separó de él y los mandos le enseñaron los libros y las directivas del partido. Aprendió a cantar los himnos y a entrenarse para el combate. La vida era una guerra hasta que todos los cabezas negras cayeran y llegara la nueva sociedad.[1] De esta manera operaba Sendero Luminoso, de acuerdo con el relato de Dughi, los senderistas incorporaban a sus filas a todo tipo de personas, no importaba la edad ni el sexo, la idea consistías en impartir la ideología de cambio en sus miembros en las llamadas “escuelas de cuadros”. Ahí moldeaban sus mentes y su personalidad convirtiéndolos en sujetos útiles para el partido. En el cuento La guerra del Arcangel San Gabriel de Dante Castro se reafirma lo expuesto hasta el momento “les amargaba peor que hiel en la boca a los más viejos era que arrearan a los maq`tas a la “Escuelas popular” para adoctrinarlos y posteriormente se los llevaran a combatir”.[2] En el mismo cuento uno de los personajes se pregunta “¿Quién les habrá metido a la cabeza esas ideas? ¿El maestro? ¿El timocha?”[3] En Retablo, la deslucida novela de Julián Pérez, los personajes principales, son dos profesores universitarios: Manuel Jesús Medina y Antonio Fernández, quienes arribana Pumaranra en distintos momentos. El primero busca encontrar la tumba de su hermano Grimaldo muerto en clandestinidad como una forma de aliviar la depresión que lo aflige producto de su divorcio y la partida de su hija al extranjero. El segundo busca realizar sus “sueños utópicos” sin importarle el dolor y la muerte que desencadena en los pobladores. En ambos cuentos y en otros que abordan este tema observamos que los activistas principales son educadores.
A propósito del libro Todas las sangres antología realizada por Gustavo Faverón declara que Sendero Luminoso “fue un movimiento de intelectuales generado entre profesores universitarios y estudiantes”. No cabe duda que Sendero supo contar con sujetos preparados para formar a las llamadas “masa” en su pensamiento o ideología. Gonzalo Portocarrero comenta que la intención era convertir al educador en un “educador armado[4]”.
En un país agrietado como lo es el Perú, la violencia ya se venía almacenando desde hace mucho tiempo atrás. Sendero Luminoso prendió esa mecha y el estallido fue brutal: doce años de violencia y más de sesenta mil peruanos muertos. Según el discutible informa de la Comisión de la Verdad, la violencia senderista se inició en 1980 en Chuschi, un pequeño poblado ayacuchano. Según el mismo informe su fin llegó el 12 de setiembre de 1992, con la captura de Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso. Si hacemos memoria la violencia en el Perú no se pudo fin con la denominada “captura del siglo”. Las acciones terroristas continuaron, pero en menor escala  y con menor radicalismo que en los años precedentes. Un ejemplo de esto fue la toma de la embajada de Japón por un comando del MRTA en 1996.
Retomando el tema de la captura, tiempo después saldría a la luz un video se observa  a un Abimael Guzmán vestido con una sudadera negra y un saco gris sentado en un sofá de cuero diciendo “Es cierto que me han detenido y que detendrán a muchos más. Pero lo que está aquí (señala su cabeza) y en el pensamiento del pueblo nadie lo va a eliminar. Esto es una batalla. Los hombres desaparecen, las ideas quedan[5]
Es sabido que Sendero Luminoso se autoproclamaba marxista-leninista-maoísta. Lo que Guzmán hizo fue una mezcla de dichas ideas para crear su propio pensamiento, así de Marx tomaron la concepción de la historia como una lucha entre polos opuestos. De Lenin adoptaron el modelo para formar su cuadro organizado contra la dictadura del proletariado. De Mao tomaron la idea que la lucha debía iniciarse en el campo teniendo a los campesinos y no al proletariado los actores principales de la revolución. Sendero siguió  la tesis maoísta y convirtió a las zonas rurales en el escenario principal de su lucha armada. Esta lucha sería la de los campesinos y el proletariado contra los explotadores, es decir, el estado, los hacendados en el campo y los capitalistas en las ciudades: “No, camarada, la clase dirigente serían dizque los obreros, en alianza por supuesto con el campesinado, siguiendo la ideología del partido comunista[6]   
Sucede que sendero se equivocó    en la lectura y asimilación de esas ideologías, sino que además “no tomó en cuenta las necesidades y aspiraciones económicas del campesinado, ni sus organizaciones propias ni su especifidades culturales[7] simplemente los campesinos sirvieron para engrosar la masa que debían someterse y obedecer la voluntad del partido “la fuerza principal era la columna de combatientes destinada a concluir las masas a la victoria” reflexiona Darwin, en el cuento el Cazador de Pilar Dughi.
Esta guerra contra el Estado peruano, en muchos casos se convirtió en una “guerra campesina” que derivo en enfrentamientos armados entre los mismos campesinos. En el cuento de Dante Castro Nakaypacha o el tiempo del dolor, se registra el enfrentamiento entre las comunidades de Santiago y Araibamba: “A estos jarjarchas les damos con todo ahora”, dijo Marcial, y era que Santiago se había pasado al lado del enemigo robando los animales del resto de las comunidades y quemando las cosechas de los caseríos que no constituyen Defensa Civil. Por eso íbamos emponchados, ocultando las armas para agarrarlos por sorpresa”[8]. En la novela Retablo encontramos también esta guerra entre las comunidades de los “uquis-notables” y los “indios-chutos”.
Sendero Luminosos, como decíamos, adoptó estas ideologías. Lo que en realidad hicieron fue una mala lectura de Mao y Marx. Consiguiendo armar una especie de rompecabezas mal construido que su líder Abimael Guzmán sintetizó en el libro “Pensamiento guía del presidente Gonzalo”    
Cabe señalar que la(s) ideología(s) no pueden ser comprendidas como un “sistema cerrado de ideas”, una ideología debe erigirse como buena en la medida que puede ser capaz de producir una actitud natural en los sujetos. De esta manera las relaciones de poder que se establecen dentro de un grupo social determinado serán aceptadas como naturales. Sólo así nuestro sujeto se podrá constituir como tal. Toda ideología necesita de ciertos tipos de sujetos como soporte o base. Es decir, para que una ideología resulte creíble y funcione debe ser asumida naturalmente. Necesita sobre todo de sujetos que se relacionen con ese discurso y especialmente les resulte creíble a ellos. Sendero, como ya lo señalamos contó en sus filas con ese tipo de sujetos.
Freud señala que el deseo es la característica fundamental del inconsciente. Por su parte Altahusser, sostiene que la ideología es sobre todo representación. Así el sujeto, producto del deseo y la representación, se da en la ideología. Al respecto Miro Quezada dice: “el sujeto, que es siempre sujeto en la ideología, se estructura como lenguaje, y es precisamente el lenguaje a partir del cual se instaura la ideología, por ser ésta fundamentalmente una relación al interior de las relaciones sociales.[9]  Los  deseos, dice Freud solo pueden ser articulados cuando se da una demanda, y estas demandas se manifiestan en palabras o como parte de un discurso que tiene la intención de articular el inconsciente.
En el cuento de Zein Zorrilla, Arrasados, volvemos a encontrar a dos tipos de sujetos construidos en el pensamiento Gonzalo, ambos personajes han asumido de diferentes formas y en distintas circunstancias, la ideología senderista. Arrasados narra la historia de un viejo llamado Néstor que vive acompañado por su perra en el fundo llamado “la poderosa”. Sucede  que los de la guerrilla han volado el puente que conecta el fundo con las otras casas, esto trae como consecuencia la incursión de los “uniformados” en la zona. Él observa el tiroteo desde su puerta sin inmutarse “el problema no es con nosotros”[10] piensa y continúa con sus actividades. Después de unos minutos se percata de la presencia de un “muchacho de ojos grandes y asustado; zapatillas destrozadas y una ropa hecho andrajos” que había resultado herido del enfrentamiento. Ambos intercambian palabras y Néstor desiste la idea de matarlo y le entrega unos medicamentos para que cure sus heridas y luego lo deja ir, después llegan los militares, asesinan a su perra y disponen de sus gallinas. Lo interrogan brevemente y se van. Al amanecer aparece otro miembro de la guerrilla que viene a llevárselo para ser juzgado por el partido. Desde su cautiverio observa cómo sus vecinos lamentan su muerte y se llevan algunas cosas que consideran de valor. Mientras tanto Néstor es conducido al campamento senderista donde se encuentra con el “primer mozo” a quien había ayudado y puesto en libertad. A partir de este momento Néstor decide dejar todo y se va en busca de sus hijos y nietos llevándose al único cachorro que había sobrevivido.
En el relato tenemos, primero a un sujeto senderista, quien de acuerdo a la descripción del narrador era apenas un muchacho asustado, andrajoso, pero su vestidura contrastaba enormemente con su apariencia física: “Néstor lo contempló con detenimiento. El chico tenía rostro de los cantantes de iglesia, el porte de un deportista; sus modales eran de alguien criado por una mujer, sus manos eran delicadas, de alguien que todavía no ha comenzado a ganarse el pan. Néstor sacudió la cabeza. Era de no creer”. Este fragmento nos hace suponer que este sujeto es un tipo con formación académica, que motivado seguramente por un romanticismo de querer cambiar el sistema se había convertido en   militante de sendero. Incluso el lenguaje que emplea es refinado y bien elaborado, típico de algún estudiante universitario:
-“¿No te das cuenta que has crecido gracias al esfuerzo de un padre? ¿Por qué eres chiflado que vienes a morir lejos de tu hogar? ¿Ah por qué?
-¿Por qué?- el mozo se apoyó en un codo- Porque luchamos por los oprimidos. Y también escucha, luchamos por los opresores, como tú. ¿No crees? con todo lo que sabemos de ti pudimos haberte fusilado el primer día, pero no se trata de eso, se trata de cambiar el sistema que deforma a la gente. Tú eres también una víctima y necesitas oportunidad en una nueva sociedad.”
Partiendo de esta cita llegamos a la conclusión que este primer sujeto es un producto elaborado y construido a partir de la ideología senderista, que es la base de su actividad, su fuerza motora. El sigue fiel a sus creencias a pesar de que sabe que puede morir. Por eso no sorprende mucho que el “mozo” no renuncia  a lo que él considera una lucha justa, sino todo lo contrario continúa hablando de la implantación de una sociedad. Su posición como sujeto ideológico dentro del discurso subversivo es clara, pero como el mismo lo manifiesta: “no todos piensan como yo. Algunos de los nuestros creen que lo mejor es limpiar la tierra de alimañas, empezar de cero (…) algunos ultras profesan la destrucción total. Y son nuestros. Hay de todo, como en todas partes”.
 Lacán dice que el sujeto de verdad es el sujeto del deseo. Es decir este sujeto vendría a ser el sujeto del inconsciente o del deseo, el que accede al orden simbólico del gran Otro. Pero sólo podrá constituirse como tal, cuando logre pasar de la satisfacción de sus necesidades personales (sed, medicinas para currar sus heridas) a la demanda. Si el sujeto busca ser reconocido en su demanda más que ser satisfecho en su necesidad, entonces la respuesta del Otro propiciará la identificación simbólica del sujeto con su discurso. El discurso del primer sujeto es implantar un nuevo orden liberando a los oprimidos mediante la lucha popular y la igualdad de clases.
Este discurso incendiario, romántico y utópico de nuestro sujeto se repite interminablemente en otros libros. Por ejemplo en Rosa Cuchillo los camaradas buscan “la construcción del socialismo: un nuevo estado sin explotadores ni explotados”. Uno de los personajes en son de burla lo llamará “socialismo mágico”.
Víctor Vich, en el segundo capítulo de su libro El caníbal es el otro, analiza dos discursos que dan cuenta de la violencia desatada por Sendero Luminoso y por el ejército. Ambos testimonios son desgarradores, pero el dedicado a la toma del fundo ganadero de Allpachaka resulta impactante. Nicanor, por esa época era militante del partido senderista cuanta que “antes de iniciar la matanza, uno de los dirigentes senderistas tomó la palabra y explicó que en el Perú las diferencias sociales eran excesivas, que SL estaba luchando para que algunos no se beneficiaran con el trabajo de otros, y que los pobres en el Perú tenían que organizarse para intentar transformar la realidad[11]” Luego dice que, los campesinos del lugar (hombres y mujeres, ancianos y niños) se entregaron al exterminio parcial del ganado vacuno, pues, según les han explicado los dirigentes, los vacunos deben ser sacrificados por ser de escogidas razas extranjeras importadas de Europa. Este testimonio nos remite a la matanza de las vicuñas en la reserva de Pampa Calera, que se narra en Lituma en los Andes de Mario Vargas Llosa.
Llama la atención como un discurso idealista como el que presenta el primer sujeto del relato termine convirtiéndose por otros sujetos (del mismo partido) en un fundamentalista radical de muerte “hay de todo, como en todas partes”. A partir de este momento aparece un segundo sujeto quien comparte este radicalismo extremo de sangre. Este segundo sujeto es apenas un niño de doce años. Por su edad podemos deducir que la preparación recibida en las escuelas de cuadros es la de matar, es decir es un peón de la masa. Para él no hay ley ni razón que valga fuera de su ideología senderista. Su goce consiste en respetar y cumplir a cabalidad las órdenes de los altos mandos.
-No te muevas, o disparo- dijo una voz.
Era un muchacho, sentado en un banco. Lo apuntaba con un fusil. Néstor acopió valor:
-¿Quién eres?
- Tu guardián.
-¿Y los otros?
El chico orientó el mentón hacia los bosquecillos de eucaliptos.
-Van a ver qué ha pasado
-¿Y qué harán conmigo?
-Fusilar.
-¿Así tan fácil?

Principales narradores peruanos que han abordado en sus cuentos el tema de la violencia
En el segundo sujeto la ideología es una cuestión de sobrevivencia. Él es parte fundamental del trabajo de campo de sendero. El primer sujeto es el arquitecto y el segundo el albañil que ejecuta la sobras. Pero el segundo no existiría si el primero no estuviese bien construido por la ideología, pues es él, al ser una persona adulta y con preparación es el llamado a educarlo e instruirlo para que se construya como sujeto idealista. No hay nada de malo en ello salvo que en el cuento se observa que el segundo sujeto ha recibido una instrucción diferente y radical.
Por su parte el estado también cuenta con sus aparatos ideológicos. Althausser, señala que la existencia de un segundo grupo que denomina “aparatos represivos del estado” (sean estas fuerzas armadas, gobiernos, administración civil, policial, etc.) Zorrilla los llama “uniformados” a dichos aparatos quienes cometen abusos de poder y tratan en todo momento de ignorantes o idiotas a los habitantes de esos lugares. 
Dejando a un lado la ideología como construcción del sujeto, es interesante notar que hay una especie de intertextualidad en dos cuentos de Zorrilla, Castrando al Buey y Arrasados. En el primer cuento son dos esposos los que viven en su fundo y es la mujer la que decide irse, dejándolo todo y cansada ya de tantos sobresaltos se va en busca de sus hijos. En el segundo relato el que se va escapando de la violencia del lugar es Néstor, el viejo. Él lo deja todo para ir a buscar a sus hijos y nietos. Otra situación similar es que ambos protagonistas socorren a los heridos que resultan ser militantes de sendero, los protegen. En cambio ante los uniformados se muestran reacios y desconocen muchos el paradero de los guerrilleros. Esto hace suponer que ellos, quizás tienen una cierta filiación hacia esos ideales mas tengo la impresión que no comparten muchas de sus acciones “termínenla de una vez- dije- eso quise decir. Recién comienza – sonrió- pero triunfaremos al final, te acordarás.[12]
De esta manera ellos también construyen su respectivo sujeto a partir de una ideología de cambio. A partir de ese instante, la imagen que es la suya, es también del otro. Se alinea y queda capturado por ella.
Nada puede llevarse a cabo sin cierto anticipado designio, que es precisamente el ideal. Sin embargo, a veces el idealismo suele encubrir la pereza, la mala fe u otros defectos, como cuando un hombre afirma que lucha por ideales pero sus actos contradicen o postergan continuamente la realización de los mismos. Otras veces hombres y naciones enteras someten y degradan la vida del prójimo en beneficio y defensa de ciertos ideales. La práctica ideológica no es una falsa conciencia, es quizás la única manera que tiene el individuo de sobrevivir en su ambiente. Depende de cómo canalice su ideología para que pueda construir o convertirse en el sujeto que desea ser; mas no lo es aún.  



[1] Dughi, Pilar. El cazador. En: El cuento peruano en los años de la violencia. Selección por Mark R. Cox. Editorial San Marcos. Lima 2000  
[2] Castro, Dante. La guerra del arcángel San Gabriel  En: Todas las sangres. Antología de cuentos peruanos  sobre  la  violencia  política. Selección por Gustavo Faverón P. Matalamanga. Lima, 2066
[3] Ibidem
[4] Portocarrero, Gonzalo. Razones de sangre. Lima PUCP. 1998
[5] Ver el prólogo del libro de Carlos Paredes La caída del héroe: la verdadera historia del general Ketín Vidal. Editorial Planeta. Lima, 2006
[6] Colchado Lucio, Oscar. Rosa cuchillo. Editorial San Marcos. Lima, 2005
[7] Comisión de la verdad y reconciliación. Informe final: conclusiones generales. Lima, 2003
[8] Castro, Dante. Nakaypacha o el tiempo del dolor. En El cuento peruano en los años de la violencia. Selección por Mark R. Cox. Editorial San Marcos. Lima 2000  

[9] Miro Quesada, Roberto. Ideología y psicoanálisis: Para una teoría del sujeto.  En  Hueso Húmero Nº 15/16. Lima 1983
[10] Zorilla, Zein. Arrasados. En Todas las sangres. Antología de cuentos peruanos  sobre  la  violencia  política. Selección por Gustavo Faverón P. Matalamanga. Lima, 2066. Todas  las  referencias a este cuento son tomadas de esta antología.
[11] Vich, Víctor. El caníbal es el otro: Violencia y cultura en el Perú  contemporáneo. Lima, IEP 2002
[12] Zorrilla, Zein. Castrando al buey. En: El cuento peruano en los años de la violencia. Selección por Mark R. Cox. Editorial San Marcos. Lima 2000   

* El presente ensayo fue escrito para el curso de Literatura Peruana IV cuyo seminario de la maestría en San Marcos giraba en torno al tema de la literatura de la violencia en el Perú

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