Música Wave

lunes, 28 de febrero de 2011

Juan Carlos Lázaro



foto: Vedrino Lozano Achuy

  “No tengo nada contra la gente. Pero si eliges, la soledad también es un gran gozo. Es un espacio propio que puede servir como gabinete de experimentación, meditación y creatividad”
               J.C.L











Juan Carlos Lázaro, claramente se distancia de la generación del 70, su poesía esta marcada por un hondo lirismo que descubre y revela la realidad individual, cotidiana y colectiva que conmueve al lector. Hay algo que  lo emparenta irremediablemente con el personaje de Hesse:  Harry Haller, protagonista de El lobo estepario.
 Lázaro es un hombre que disfruta de su soledad, trabaja hasta las 5 y de ahi sale al encuentro con los amigos para tomar un trago y conversar.  Y es que Juan Carlos es un gran conversador y tiene anécdotas e historias que amenizan nuestros encuentros.

Juan Carlos Lázaro es poeta, periodista y editor. Nació en Lima (Perú) en 1952. Empezó a publicar en los años 70 en revistas como La tortuga ecuestre, Cronopios, SIC, Maestra vida y otras. De 1977 data su primer cuaderno poético, Las palabras, y de 1987 su libro Gris amanece la urbe del hambre. En 2001 publicó La casa y la hojarasca y tres años después obtuvo el accésit de publicación del premio internacional de poesía "Julio Tovar 2004" (Santa Cruz de Tenerife, España) con su libro Migraciones y exilios. Poemas suyos han aparecido en Reportorio Latinoamericano (Buenos Aires), Zen (San Francisco) y El caimán barbudo (Cuba). En Lima edita el boletín de política y cultura Hechos y argumentos y la revista de poesía Sol & niebla.

 

 He aquí dos textos a dos toque cada uno

DISCURSO DEL MÉTODO

En mi mesa de escribir,
sobre una página,
un escorpión negro avanza.

Con sus patas peludas y
aceradas, atraviesa como un loco
la ciudad desgarrada.

Es el escorpión mortal y
trágico el que asoma su cabeza de Hidra
a los acantilados sin playa.

Días de amor y alcohol lo abruman.
También la noche y el sexo
oscuro de las muchachas.

Vuelto a mi mesa de escribir
sus patas constatan, la misma página
sin una sola palabra.

EL BEDUINO

Desde hace veintiún días
No he vuelto a mirar el mar,
No he escrito un poema
Ni he tenido un amor
En todo este tiempo.
Pienso que la espuma blanca,
Habrá subido hasta las peñas,
foto: Vedrino Lozano Achuy
Que los maremotos habrán borrado
Las islas,
Que estarán los puertos
Inundados y sin marinos.
­Oh desolación!
Desde hacen veintiún días
Mis ojos solo ven
Desiertos naturales y tiendas.
La guerra no ha pasado
Por aquí todavía...




sábado, 12 de febrero de 2011

Nueva Narrativa Tarapotina

Las palabras de por si son metáforas, todas representan a los objetos. Es también el utensilio que nos permite expresar nuestro mundo interior, una forma de auto-descubrimiento, que a su vez va enriqueciendo a nuestra experiencia vital. En ese sentido la literatura y la vida (la vivencia) están fatalmente emparentadas. Martín Adán decía que “la vida no se elige: la vida se padece” efectivamente la vida a veces resulta ser eso: un constante sufrimiento, pero la vida en muchas ocasiones resulta ser una fuente de placer, de gozo y de asombro. Y es precisamente el asombro lo que nos conduce a descubrir experiencias nuevas y vitales, y a forjar nuevos objetos inasibles como la literatura. Y creo que el libro El árbol de Miuler Vásquez reúne todas estas cualidades.

Escribo estas líneas a partir de mi experiencia como lector y para ser sinceros me ha sorprendido mucho la destreza de su prosa muy bien trabajada y cuidada, por momentos hay postales poéticas que le dan otro matiz al libro. En una de las conversas le pregunté si había leído La casa de cartón y me dijo que si corroborando lo que sentí al “hojear” el libro (se percibe también la voz de César Moro). Al principio de da la impresión de ser un monólogo algo desordenado pero con una lectura atenta la esencias del libro aflora como lo que es una gran metáfora de todo, del hombre, de la vida. Me siento muy complacido de saber que en mi calurosa ciudad hay gente que está apostando por lo nuevo, que no se encasilla en los temas regionalistas ni en la poesía elemental. Hay de verdad talento literario en Tarapoto y el libro de Miuler Vásquez así lo demuestra. Solo su empeño y dedicación determinarán su propio camino, su futuro literario. Estoy seguro de que dará mucho que hablar.