Deja Vù I
Cuando te escribo todos mis sentidos participan del rito:
mis manos sujetan el bolígrafo sobre la blancura del papel. El olfato huele la tinta que combina a perfección con el aroma de un bond alisado.
Voy urdiendo las palabras a la vez que, sin querer, oigo los crujidos de la hoja y el golpeteo incesante de mi caligrafía.
Entonces, lo que estaba vacío se convierte en algo propio.
En una prolongación de lo que soy y paralelamente en un eslabón, en una alianza contigo.
Quizá por eso no me gusta escribirte en Internet.
Prefiero ser un arcano escriba o un copista medieval y dar riendas sueltas al trazo imperfecto, sin sistemas
porque somos imperfectos
y curiosamente cobardes al no poder dar riendas sueltas a lo que sentimos.
Vamos llenándonos de que haceres y deberes
de reuniones y programas, de pedagogas y poetas y nuestros sentires terminan confinados a unos minutos, a unas horas
o a las visitas de ocasión.
Pero es que me resulta agradable la idea de visitarte, de verte, de engreírte
de corroborar que esa primera mirada posee la sabiduría que le es ajena en la raíz a los mecanismos de la razón.
Oh sí me fascina este juego de espejos que acontece al mirarnos.
Son tan pequeños para el ser los instantes para el libre albedrío, ejercitar el decir sin ambages y sin pensar o saber.
Los ritos son necesarios cuando se ama.
Y cuando por fin estamos juntos el ritual se convierte en una eucaristía donde todo es unión.
Comunión y fiesta.
Es así que vamos fortaleciendo nuestros lazos.
Deja Vù II
Para mi Analy
Nunca entenderé el misterio que nos hizo coincidir en la misma ciudad, en la misma calle, en el mismo solar y bajo el mismo lente.
Entonces recordé al viejo capa gris: “los magos nunca llegan temprano ni tarde, sino cuando deben llegar”
Quizás el amor sea como los magos y nosotros aún somos incapaces de discernir el por qué, cuándo y cómo de nuestras apariciones.
No se necesita ser adivinos o alquimistas para comprender el principio de las cosas.
Indudablemente de esta manera singular e inequívoca vamos urdiendo un mundo propio y nuestro.
Adivino quien esta a mí lado así como tú intuyes quien soy.
Los dolores y las ilusiones que escondo detrás de cada poema no es vanagloria ni propia ni tuya.
Es la sabiduría primordial de aquello que sentimos o creemos sentir pero que en realidad nos re-inventa, nos re-crea, nos re-produce o tal vez nos hace únicos e imprescindibles...
Poema: Vedrino Lozano Achuy.
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